En la última década, la rehabilitación de viviendas en la ciudad de Barcelona ha ido en aumento, gracias a una mayor inversión por parte del Ayuntamiento.
En muchos sentidos, el concepto de rehabilitación es sinónimo de ahorro. En primer término, económico, ya que rehabilitar es mucho más barato que construir de nuevo. Si bien tiene un coste de inversión inicial elevado, con medidas de carácter pasivo se garantiza un mejor comportamiento de la vivienda y permite tener que efectuar menos intervenciones de mejora con el paso de los años.
En segundo término, el ahorro energético, que cada vez toma más valor en un contexto actual de emergencia medioambiental. La rehabilitación de viviendas debe implicar, por ejemplo, la mejora de las fachadas y los aislamientos para un menor consumo, así como poner énfasis en el uso de recursos renovables y recurrir a la energía solar, geotérmica y eólica. El ecobarrio de Vauban, en Alemania, donde se rehabilitaron parte de las antiguas casernas para hacer viviendas solares y un aparcamiento solar, es un ejemplo de referencia a escala europea. Medidas que generan un beneficio directo para los vecinos y vecinas y que muestran la relación directa entre rehabilitación y salud.
Medidas beneficiosas para la salud
Precisamente, el impacto de la rehabilitación de viviendas en la salud de las personas es un aspecto muy estudiado en el ámbito internacional, y que ya ha aportado conclusiones interesantes y positivas.
Un estudio publicado en 2019 y desarrollado por investigadores del IREC (Instituto de Investigación en Energía de Cataluña) determinó los potenciales ahorros económicos en el sistema de salud que comportan las actuaciones de rehabilitación en viviendas vulnerables, y que afectan de manera positiva a la salud de sus ocupantes. Concretamente, los ahorros se traducen en una reducción del coste de atención sanitaria, gastos en medicinas y costes derivados de bajas laborales que se conseguirían gracias al impacto positivo de reducir un 15% el número de hogares con, al menos, una persona enferma.
Estas actuaciones en los edificios pueden ir dirigidas, por ejemplo, a eliminar la humedad o los hongos, que pueden facilitar el desarrollo de una serie de enfermedades, como las respiratorias.
El proyecto Sophie, integrado dentro del séptimo programa marco de investigación de la Unión Europea y que cuenta con participación de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, analizó, entre otros aspectos, la asociación entre el frío y la mortalidad de personas, tanto de aquellas que vivían en edificios rehabilitados como de aquellas que no lo hacían. Y el estudio mostró que, los días fríos, la mortalidad de las mujeres no era tan elevada en los edificios rehabilitados. Por eso, medidas como ensanchar las paredes exteriores del edificio colocando aislamiento, aislar cubiertas e instalar ascensores pueden ser altamente beneficiosas.
“El frío afecta tanto la salud física como la mental, y la pobreza energética también afecta la salud. Y hay que remarcar que la pobreza energética normalmente se combina con otras pobrezas. Las diferentes inseguridades -por no poder pagar la vivienda, inseguridad alimentaria, etcétera- y la pobreza energética suelen ir ligadas”, apunta la gerente de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, Carme Borrell, en una entrevista realizada en el número 23 del Qüestions d’Habitatge dedicado a la rehabilitación.
El frío, pero también el calor, afectan la salud, y son dos elementos que se pueden evitar si el edificio está bien construido y se aplica una rehabilitación adecuada. Además, tal como explica Borrell al QH, “lo que está claro es que el frío en el interior de la vivienda afecta más la salud de los países del sur que la de los países del norte de Europa. A pesar de que en los países del norte hace mucho más frío, tienen las viviendas mucho más preparadas y, por lo tanto, viven más confortablemente”.
En este sentido, las bajas y altas temperaturas en el interior durante el invierno y el verano, la humedad interior y la presencia de hongos, la mala calidad del aire interior y los niveles inaceptables de ruido interior y de luz natural son algunos de los elementos más problemáticos para el bienestar de las personas que conviven en un hogar. Tanto es así que, en la última década, han proliferado las publicaciones científicas que demuestran que la salud física de las personas y su bienestar emocional pueden verse influidas por su entorno, en este caso, por las condiciones de su vivienda.
Los motivos mencionados, junto con otros como la creación de puestos de trabajo, el fomento de la responsabilidad y la intervención de la iniciativa privada y la redistribución del derecho en la ciudad, son estímulos para mantener la apuesta por la rehabilitación de viviendas en Barcelona.