La firme apuesta del Ayuntamiento de Barcelona por modelos de vivienda más flexibles, eficientes y participativos se ha visto traducida, en parte, con las dos exposiciones, actualmente abiertas al público, que permiten descubrir dos maneras innovadoras y revolucionarias de concebir la vivienda.
Recientemente, se terminó el segundo bloque de alojamientos industrializados APROP de la ciudad, situado en Glòries, con 42 pisos y capacidad para 100 personas y que se ha completado en un tiempo récord de 26 semanas. Y precisamente, los bajos de este edificio (C. Irena Sendler, 22) acogen, desde el 16 de diciembre, una exposición sobre construcción industrializada que se puede visitar cada viernes en horario de 9h a 14h y de 15h a 18h. El acceso a la exposición es gratuito y no hay que realizar inscripción previa.
Hasta ahora, la muestra de construcción industrializada compartía espacio en Glòries con la exposición sobre covivienda, que se ha trasladado de escenario. Para todos aquellos interesados en conocer los rasgos de identidad de este modelo alternativo de convivir en comunidad, actualmente la exposición sobre covivienda se puede visitar en la sede del Ateneu Cooperatiu de Barcelona (Coòpolis), en C. Constitució, 19, de lunes a viernes de 9h a 19h.
La construcción industrializada, una apuesta asentada
El escenario fijado para acoger la exposición sobre construcción industrializada ya permite constatar la apuesta del Ayuntamiento de Barcelona por procesos de construcción más eficientes, rápidos y respetuosos con el medio ambiente. Los Alojamientos de Proximidad Provisional (APROP), hechos a partir de contenedores marítimos reutilizados, son una de las fórmulas más extendidas en la ciudad. Actualmente, contando los de Glòries (sede de la exposición) son 64 los alojamientos APROP que presenta la ciudad, en la que es una efectiva solución para personas que se encuentran en una situación de emergencia habitacional.
Además de constatar, con cifras y ejemplos concretos, el plan del Ayuntamiento por extender el parque público de la ciudad mediante soluciones industrializadas, la exposición también permite conocer las numerosas ventajas que comporta el uso de estos procesos de construcción: más seguros, al realizarse en talleres; más ágiles en el tiempo, al estandarizarse el diseño y automatizarse la producción; más ecológicos, al generar menos residuos y emisiones; y más colaborativos, al incorporar a los industriales desde el inicio del proceso de diseño.
La exposición también incluye una maqueta que explica el proceso constructivo de un edificio levantado a partir de métodos industrializados, y que permite resaltar los cuatro objetivos principales de este modelo: la rapidez de ejecución, acortando los plazos de construcción y entrega como mínimo en un 30%; la flexibilidad, en cuanto que admite diferentes tipos de vida y convivencia en el tiempo; la innovación y cooperación entre empresas locales, que generan, por ejemplo, la aparición de nuevos sistemas estructurales como paneles de madera contralaminada y perfiles de aluminio; y la sostenibilidad del proceso constructivo, donde solo la elección de materiales y sistemas más sostenibles reduce un 30% las emisiones de CO2.
La covivienda, colectiva y comunitaria
La exposición de Coòpolis, por su parte, mostrará las bondades de uno de los modelos que más y mejor han arraigado en la ciudad los últimos años, y que cuenta con numerosas ventajas respecto a los modelos de vivienda más clásicos y habituales. La vivienda cooperativa en cesión de uso, o covivienda, se ha extendido por la ciudad con 19 proyectos, o lo que es lo mismo, más de 400 viviendas creadas con este formato.
Como uno de sus principios fundamentales, la covivienda promueve la vida comunitaria y el apoyo mutuo, con viviendas que ayudan a combatir la soledad y el individualismo. A menudo también tienen un impacto positivo en los barrios, puesto que destinan los locales comerciales a iniciativas del barrio, o los pisos sociales a personas más vulnerables. Además, la financiación ética marca un proceso de autopromoción que permite reducir el precio final y en que la economía que se genera se reinvierte en economía social y solidaria. Esto, sumado al apoyo de la administración, hace que se permita rebajar alrededor de un 50% la aportación inicial que hacen los vecinos.
Además, la propiedad colectiva de sus edificios ayuda a luchar contra la especulación e imposibilita la generación de plusvalías o el lucro individual. De hecho, las personas socias pueden hacer uso indefinido de su vivienda y de los espacios comunitarios, y en caso de dejar la cooperativa, recuperan la aportación de capital inicial.