El Foro de Vivienda y Rehabilitación de Barcelona (FHAR) ha comenzado el martes 23 de noviembre con una mesa redonda sobre los desafíos pandémicos urbanos y de vivienda en la que se han compartido las mejores experiencias o iniciativas lideradas por diferentes ciudades europeas para afrontar los impactos y los retos de la pandemia en las políticas urbanas y de vivienda. Ha contado con la participación del director de LSE Cities, Ricky Burdett; el concejal de desarrollo urbano del Ayuntamiento de Berlín, Florian Schmidt; el teniente de alcalde de París, Ian Brossat, la concejal de Vivienda y Rehabilitación del Ayuntamiento de Barcelona, Lucía Martín; y la miembro del comité ejecutivo del International Union of Tenants (IUT), Barbara Steenbergen. Ha moderado la mesa la periodista de El Crític.cat, Laura Aznar.
Burdett ha iniciado las jornadas hablando sobre cómo hay que crear comunidades integradas en las ciudades del siglo XXI. Según ha explicado, «las ciudades que representamos son muy diferentes en cuanto a su ubicación, sus dinámicas de crecimiento y otros temas relacionados con el sector medioambiental y de la vivienda». Burdett ha centrado su intervención en el caso de Londres, una ciudad que, a pesar del Brexit, está creciendo considerablemente debido a los movimientos migratorios y también debido a una tasa de natalidad alta, un hecho que impacta directamente sobre la vivienda. «El crecimiento de Londres puede ser positivo, pero debe permanecer dentro de sus límites. La vivienda debe responder a esta condición», agregó.
Según ha explicado Burdett, el suelo en la capital británica tiene un precio muy elevado y hay un porcentaje muy alto de gente que vive en la pobreza, por debajo de un umbral aceptable, con una esperanza de vida menor. En Londres occidental, la media es de 84 años, mientras que en Londres oriental, es de 7 años menos. «Es importante saber dónde proveemos esta vivienda, cómo y dónde se encuentra, y cómo está conectada con el transporte público». Para hacer frente a esta problemática, Burdett ha dado importancia a la necesidad de integrar un transporte público en la ciudad, clave para el desarrollo de Londres. En este sentido, el director de LSE Cities ha definido áreas de regeneración que están muy conectadas con el transporte público y que permiten una densidad de usos y un porcentaje más alto de vivienda social. «Gracias al buen transporte público se están triplicando los niveles de densidad y los niveles más altos de vivienda asequible, en algunos casos alcanzando el 50%», apuntó. Según ha explicado, unas 80.000 viviendas asequibles se construirán en la ciudad en los próximos 8 o 9 años, equilibrando el déficit de los años anteriores.
El director de LSE Cities también ha aprovechado su intervención para hablar del Londres olímpico desde la perspectiva de vivienda. Según ha explicado, la ciudad inglesa se inspiró en el modelo de Barcelona ’92 para reconectar la ciudad con el mar y darle un tejido de continuidad. El este de Londres es una de las zonas más deprimidas y su objetivo es que, 20 años después de los Juegos Olímpicos de Londres, las personas que vivan en aquella zona tengan las mismas oportunidades sociales y económicas que otros vecinos de la zona. «Nos debemos concentrar mucho en la vivienda», ha agregado.
Berlin, París y Barcelona: casos de éxito
A continuación, ha tenido lugar la mesa redonda para hablar de las mejores experiencias lideradas por diferentes ciudades europeas. El concejal de desarrollo urbano de Berlín, Florian Schmidt ha hablado de la tendencia que hay en Berlín con respecto al mercado de alquiler, el cual actualmente representa un 80% respecto al 20% de propietarios que viven en su vivienda. En este sentido, Schmidt ha añadido que se trata de un problema que se está contagiando en las ciudades. Para hacer frente al mismo, ha explicado algunas iniciativas que se están llevando a cabo en la ciudad alemana. La congelación de los alquileres en Berlín durante cinco años -medida que actualmente está parada por el constitucional-, la ordenanza contra el mal uso de la vivienda, las áreas de protección del vecindario, el derecho al tanteo y compra por libre entre empresas públicas en áreas de gentrificación son algunas de las medidas que se han llevado a cabo. Schmidt también ha querido poner en valor las iniciativas de la sociedad civil, como la votación popular Deutsche Wohnen & Enteignen, y la acción contra los desahucios 200 Häuser, la cual se inspiró en la plataforma de afectados por la hipoteca (PAH). El concejal de desarrollo urbano de Berlín también ha hablado de planes a largo plazo. Según ha explicado, el modelo a seguir es el de Viena. «Actualmente el mercado de vivienda pública y cooperativas es del 25%, pero queremos llegar al 50%. Es un camino largo, pero posible «, ha explicado. Por ejemplo, en su distrito, Fridrichshain-Kreuzberg, esta cifra es del 28%.
El concejal también ha querido hablar del impacto de la pandemia en urbanismo, lo que ha dado lugar a iniciativas en el espacio público, como el incremento del carril bici, espacios temporales de juego, terrazas para la restauración , los llamados parklets de barrio, ‘ciudad fuera -para trasladar actividades ll exterior-, y los suberbloques, modelo inspirado en las superislas de Barcelona. «Los movimientos que luchan por el derecho a la vivienda y por el espacio público cada vez se están uniendo más y están ganando fuerza», ha explicado. «La pandemia ha sido un laboratorio para facilitar medidas que antes habían sido muy complicadas de poner en marcha», añadió.
El teniente de alcalde de París, Ian Brossat, ha sido el encargado de hablar sobre el caso de la capital francesa durante la pandemia. Brossat ha querido poner de manifiesto la dificultad que tienen ciertos sectores sociales para vivir y trabajar en la ciudad. «La pandemia nos ha llevado a acelerar aún más nuestras políticas de desarrollo de vivienda asequible», explicó. En este sentido, Brossat explicó que París es una ciudad que a principios del 2000 tenía un 13% de vivienda pública, mientras que actualmente es el doble. Tenemos una vivienda pública de un 24% y nuestro objetivo es llegar al 30% en 2030 «, ha apuntado. «Hoy uno de cada cuatro parisinos vive en una vivienda pública. El alquiler se está desvinculando de los precios de mercado. Lo importante es la continuidad de estas políticas, desarrollando vivienda social y no limitarlo para poder acoger a todos los grupos sociales «, añadió. En concreto, Brossat ha puesto el ejemplo de un bloque de pisos de oficinas que ha pasado a ser vivienda social. «En una ciudad como la nuestra, hay muy poco suelo disponible, por lo que uno de los potenciales que tiene París para desarrollar vivienda social pasa por esta vía», explicó.
Brossat también ha hecho mención del papel del sector privado, de la regulación de los precios de los alquileres y de la puesta en marcha de políticas estrictas para frenar el alquiler de pisos de corta estancia por parte de AirBnB. Según explicó, gracias a la pandemia se ha reducido considerablemente el número de turistas y, en consecuencia, se han triplicado el número de viviendas alquiladas a largo plazo. «Esta crisis que hemos vivido nos debe llevar a desarrollar políticas públicas para que la vivienda sea más asequible y para permitir que aquellas personas que hacen que la ciudad funcione puedan vivir sin tener que irse a una o dos horas de la ciudad.
A su vez, la concejal de Vivienda y Rehabilitación del Ayuntamiento de Barcelona, Lucía Martín, ha intervenido en la mesa redonda para compartir la experiencia de Barcelona, ciudad donde desde el pasado 2015 se está haciendo un impulso muy fuerte en vivienda pública. «Para la ciudad de Barcelona, tener más de 2.000 viviendas en obras o a punto de empezarlas, de los que un 80% serán viviendas de alquiler, es histórico», ha explicado. Martín también ha querido poner en valor las acciones innovadoras que se han hecho desde el consistorio para frenar la especulación. Un ejemplo es la política de compras para adquirir bloques de vivienda a precios de mercado en zonas céntricas donde el Ayuntamiento no dispone de suelo. Desde 2015 el Ayuntamiento de Barcelona lleva 1.000 viviendas compradas con una inversión municipal de 124 millones de euros. Otro ejemplo son los diferentes programas de captación de viviendas privadas. «A raíz de la pandemia había muchas viviendas de uso turístico desocupadas. Hicimos una llamada para llegar a un acuerdo con estas propiedades. A día de hoy hemos realojado unas 130 familias en situación de emergencia habitacional en estas viviendas «, ha comentado la concejala. También ha destacado la vivienda industrializada, la cual comenzó con los alojamientos dotacionales APROP, reconocidos y valorados muy positivamente. «Tenemos que hacer viviendas más eficientes, pero también lo debe ser el proceso constructivo para que se reduzca el impacto medioambiental», agregó. Finalmente, también ha querido poner como ejemplo el convenio con las cooperativas y la reciente puesta en marcha de acciones de colaboración público-privada con el sector. De hecho, hace pocos días se firmaba la constitución de la primera empresa mixta con el objetivo de aportar 45.000 viviendas en Barcelona.
Finalmente, Martin ha querido destacar la importancia de trabajar conjuntamente a nivel europeo. Según explicó, hay que observar todos los referentes. «Nos han enseñado que, más allá de la promoción pública, necesitábamos construir también alianzas y hacer crecer todos los sectores capaces de producir y gestionar la vivienda», explicó.
La vivienda, un bien social
Por último, la miembro del Comité Ejecutivo de la International Union of Tenants, Barbara Stengenberg, ha hecho una valoración global y ha compartido todas las impresiones de cada uno de los ponentes. Entre ellas, también se ha compartido la problemática de las competencias municipales y estatales a la hora de poner en marcha nuevas leyes.
«Ya sabemos que no tenemos suficiente vivienda asequible, ahora ha llegado el momento de plantearnos qué podemos hacer al respecto», ha señalado. Stengenberg también ha puesto en valor las diferentes iniciativas que se han puesto en marcha desde Berlín, París o Barcelona para impulsar la vivienda asequible, controlar los precios de los alquileres, hacer frente a la gentrificación y detener los desahucios. «No puede que la vivienda se haya convertido en un producto y no en un bien social». Una de estas acciones que ha valorado positivamente ha sido la colaboración público-privada para establecer nuevas alianzas para recuperar la influencia en las ciudades y hacer que vuelvan a ser espacios donde la gente pueda vivir de manera asequible.