Responsables de vivienda de los ayuntamientos de Barcelona, París, Montreal y Londres se han reunido para hablar sobre el impacto de la crisis de la Covid-19 en la vivienda en un encuentro organizado dentro del marco de las reuniones prácticas de vivienda de la Comisión de Inclusión Social, Democracia Participativa y Derechos Humanos de la organización mundial de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU). En esta sesión han participado la concejal de Vivienda y Rehabilitación del Ayuntamiento de Barcelona, Lucía Martín; el teniente de alcalde de Vivienda de París, Ian Brossat, el responsable de vivienda del Ayuntamiento de Montreal, Robert Beaudry; y la exrelatora de las Naciones Unidas sobre Derecho a la Vivienda Adecuada, Leilani Farha. También han participado la secretaria general de CGLU, Emilia Sáiz, y el copresidente de la Comisión de Inclusión Social, Democracia Participativa y Derechos Humanos de CGLU, Patrick Braouezec.
La crisis sanitaria de la covid-19 y la consigna de todos los gobiernos mundiales de pedir a la gente que se quede en casa ha puesto la vivienda en el centro del debate. Nos hemos tenido que preguntar qué pasa con quien no tiene una casa en la que confinarse o quien la tiene pero no es adecuada, tal como ha destacado la ex-relatora de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Vivienda Adecuada, Leilani Farha, en la introducción del debate. Farha, pero, ha hecho un llamamiento a mirar más allá y aprovechar la oportunidad para poner la vivienda en el centro del debate, tratarla como un derecho y no como una mercancía y hacer que los colectivos más vulnerables no sean los perdedores de esta pandemia.
Hacer frente a la emergencia
Lo primero que han tenido que hacer las ciudades ha sido reaccionar a una situación de emergencia y, en este sentido, se han encontrado con unas problemáticas muy parecidas: buscar espacios para acoger a las personas sin techo para que puedan cumplir con el confinamiento y los impagos de alquiler de las personas más vulnerables.
En este sentido las soluciones han sido parecidas, aunque adaptadas a la realidad de cada ciudad. Todas las ciudades han buscado alojamientos para las personas sin techo en hoteles y otras instalaciones que han quedado vacías e inutilizadas durante la pandemia. Aun así, no ha sido una tarea fácil, ya que la crisis ha puesto en tensión la estructuras existentes. “Con esta crisis nos hemos dado cuenta de que no teníamos la resiliencia que creíamos. Eso no es importante cuando las cosas van bien, pero nos damos cuenta en momentos de crisis”, explica el responsable de vivienda del Ayuntamiento de Montreal, Robert Beaudry. Un hecho clave en Montreal donde la gentrificación que ha llegado de rebote de las otras metrópolis canadienses ha llevado a la especulación, el crecimiento de los alquileres de corta duración, la especulación y el aumento de los sin techo.
El otro grande problema al que han debido hacer frente ha sido el impago de los alquileres. Muchas familias han visto reducidos sus ingresos y no han podido hacer frente a unos precios que, además, están muy por encima de la capacidad adquisitiva de la población de ciudades como Barcelona, tal como recuerda la concejala de Vivienda y Rehabilitación del Ayuntamiento de Barcelona, Lucía Martín. Leilana Fahra ya en la introducción ha manifestado como uno o dos meses de inestabilidad económica no deberían representar un problema tan grave, si los precios dependieran de los ingresos familiares y no del mercado.
Los Ayuntamientos han coincidido en una primera medida de emergencia para hacer frente a la situación: parar los procesos de desahucio de forma temporal. Y, en algunas ciudades, se han previsto otras medidas para ayudar económicamente a estas familias. En este sentido Martín destaca la actuación del Gobierno español que “ha sido inversa a la de la crisis de 2008” impulsando prórrogas de los contratos de alquiler y moratorias en las hipotecas o alquileres de grandes propietarios. También el Ayuntamiento de Barcelona ha impulsado una moratoria en las cuotas del parque público y una rebaja para aquellos que lo necesiten y un paquete de medidas de 2,5 millones de euros. También ha recordado, pero, que muchas de estas medidas dejan de lado a una parte de la población muy importante que vive realquilada o trabaja sin contrato y no se puede acoger a las ayudas.
La vivienda post covid-19, no repetir los errores de 2008
Fahra ha dicho en la introducción, y todos los participantes lo han corroborado, que los problemas causados por la pandemia no son nuevos, sino que se han acentuado problemas que ya se arrastraban desde hace años. Por ese motivo, una vez resuelta la emergencia, hay que mirar más allá. También es importante recordad de donde vienen estos problemas para no repetir errores del pasado. “Tenemos muy presente 2008 y no queremos volver allí”, ha dicho Martín.
Como hemos dicho, todas las ciudades han establecido moratorias o han parado desahucios, pero todas esas familias deberán seguir pagando el alquiler o hacer frente a las deudas una vez pase la pandemia. Para afrontarlo todos los representantes municipales han hablado de la necesidad de regular de alguna forma el precio del alquiler. El teniente de alcalde de Vivienda de París, Ian Brossat, ha hablado de como de importante es eso también para el modelo de ciudad. “Personal sanitario, trabajadores públicos y, en definitiva, los que nos han ayudado a hacer frente a la crisis y hacen funcionar las ciudades ya no se pueden permitir vivir en ellas”, ha explicado Brossat, que también ha dicho que en París ya existe una regulación del precio máximo del alquiler pero ha pedido más complicidad del gobierno para hacerla efectiva. El teniente de alcalde de Vivienda y Desarrollo Residencial del Ayuntamiento de Londres, Tom Copley, ha coincidido en este último punto cuando ha explicado que, desde el Ayuntamiento de Londres, se pide esta intervención en los precios del alquiler pero no tienen competencias para hacerlo.
La otra gran herramienta de la que se ha hablado es la vivienda protegida. En este sentido la situación de cada ciudad es distinta. Montreal cuenta con iniciativas para construir un porcentaje de vivienda asequible en las nuevas construcciones y París tiene un buen parque público. Copley, en cambio, ha explicado que en Londres, aunque había habido un buen parque público de alquiler, el mercado ha ido ganando terreno. Martín ha denunciado que el parque público en Barcelona es prácticamente inexistente, alrededor del 1%, fruto de políticas que han hecho que la vivienda pública fuera perdiendo la calificación y volviera a manos privadas. Las estrategias son distintas según la realidad de la ciudad, pero todas tienen claro que hay que apostar por el aumento del parque público.
Por último, se ha hablado de dos problemáticas muy específicas relacionadas con la Covid-19. Por un lado la recuperación de apartamentos turísticos para el mercado de alquiler. En este sentido Martín ha alertado que hay que vigilar, ya que en Barcelona se ha detectado que algunos propietarios de alojamientos turísticos están ofreciendo contratos de alquiler de temporada fraudulentos. Y, por otro lado, la recuperación de oficinas que quedaran vacías si se extiende el teletrabajo. En este sentido Copley ha alertado que hay vigilar que no se transformen en viviendas de baja calidad.
En resumen, el encuentro ha servido para constatar el papel de las administraciones municipales en la gestión de los problemas más inmediatos de la población, como por ejemplo la vivienda, ya que son las que le quedan más cerca y no pueden ignorarlos. Y también su potencialidad de cara a pensar como queremos vivir después de al covid-19, pero también la necesidad de contar con la complicidad de agentes privados y otras organizaciones para resolver una problemática que es de todos.